Blog de Armando (La bruma)

Viajes cerebrales y poesia (work in progress)

viernes, noviembre 23, 2007

EL ENCUENTRO (1ra parte)


Jonás 4.2: Oh, Señor ¿No era esto lo que decía cuando todavía estaba en tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien, sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira, lleno de amor que cambia de parecer y no destruyes.

Eclesiastés 3.11: Él hizo todas las cosas apropiadas a su tiempo, pero también puso en el corazón del hombre el sentido del tiempo pasado y futuro, sin que el hombre pueda descubrir la obra que hace Dios desde el principio hasta el fin. / 3.15: Lo que es, ya fue antes, lo que ha de ser, ya existió, y Dios va en busca de lo que es fugaz.

1

Despertó. Pasaron algunos minutos y su boca ya no estaba seca, comenzaba a sentir sus labios con algo de saliva y sus dedos, eran alambres duros, a punto de quebrarse. Abrió los ojos, un danzar de luces y sombras lo rodearon, demoró algunos segundos en reconocer los rincones de la sala de hibernación. La espera para la primera jornada había terminado. Sintió el terrible miedo de tener que enfrentarse a lo desconocido una vez más.

Sonaron varias alarmas de aviso y una ráfaga de aire cálido, junto con la sensación de calidez en el estómago, hizo que Zandal-21 comenzara a levantarse gracias a la ayuda de las Doble M.

Edra-39, uno de los navegantes se acercó a saludarlo calurosamente, lo mismo hicieron Sammy-95 y Bernard Weister, su guía, mentor y miembro del “Décimo Istmo de Marte y Tierra”, en la misión de la Nido, hacía una formación relativamente nueva y extraña en la galaxia de Andrómeda; la llamada Nube de Tarsis, en un viaje de miles de años por entre los “pasadizos” del universo.

Luego del examen físico, Zandal-21 fue hacia una de las ventanas panorámicas de la nave donde se encontraba Bernard Weister con un rectángulo alargado entre sus manos.

— ¿Y eso, doctor?

—Son las cartas protocolares y obsequios para entregárselas al contacto cuando lleguemos.

— ¿El niño ha despertado? —preguntó Zandal-21.

—Aún el CC no desea despertarlo hasta que se estabilice nuestro metabolismo. Toma —le entregó una hoja con lecturas del control de hibernación—, me las llevé hace algunos minutos de CC, muestran la actividad cerebral del niño. Son muestras que no tienen más de un año estándar.

— Estoy viendo bien, ¿o eso muestra actividad en vigilia, no estado de hibernación?

—Así es —afirmó Bernard—. Ésa es la razón por la que CC no desea despertar al Puente.

Zandal-21 nuevamente sintió temor. Más allá de lo que le pudiese ocurrir a él le preocupaba enormemente la seguridad del niño Puente, Quiami; que los contactos con aquella inteligencia alienígena no lo dañaran ni causaran algo que lo pudiese herir físicamente.

Todo había comenzado en casa, Io, hace dos años estándar antes del viaje. El Istmo había requerido su presencia en forma urgente, sacándolo abruptamente de su tranquila vida universitaria, luego de aquel maldito accidente en que había perdido a su Dana para siempre. Así, fue internando en los blancos y luminosos pasillos del Istmo en La Tierra, con la misión de investigar un probable contacto de segundo orden, posiblemente vía percepción síquica. Su sorpresa fue mayúscula cuando el “Puente” a analizar era nada menos que un niño de seis años. Sus padres, unos simples obreros de tres y cuatro números que no daban cabida a las razones que les entregó el todo poderoso Istmo para arrebatarles a su querido hijo, llamado Quiam-111, renombrado por él como Quiami.

Hubo química inmediatamente y el niño no presento ningún tipo de oposición al trabajo que Zandal-21 le exigía. A las pocas semanas, luego de cientos de pruebas, se concluyó que el Puente (cuanto odiaba que lo llamaran así) estaba en conexión con un ente no terrestre, de inteligencia lógica y al parecer, según las tablas de Dromell, no hostil.

Cuán milagroso resultó ese informe. El hombre, cansado de recorrer la galaxia en busca de “alguien con quien hablar”, había casi desecho la idea de vida inteligente en el cosmos y había perdido todo deseo de aventurarse y descubrir nuevos horizontes, sólo había encontrado vida en forma de bacterias y hongos, lo más cercano a un hombre que se halló fue un animal semejante a una medusa en Tripor-3 hace mil años atrás. La noticia del niño Puente causó revuelo en todo el sistema de Tierra. Se preparó y acondicionó un crucero tipo Dossant de ocho reactores cabalísticos e hiper-enlace nodal, el más veloz hacho alguna vez por el hombre, capaz de albergar a los cinco tripulantes por casi la eternidad en un viaje sin escalas a la fuente del contacto.

Y aquí estaba él y su niño. Ahora su única familia, ya que nunca quiso tener algún tipo de relación con nadie luego de la muerte de Dana-44, su gran razón de ser por muchos años. Muy difícil para un hombre nacido de mujer, más aun para él, un ser humano “creado”en el frío y perfeccionista centro embrionario de Europa.

Le preocupaba que aún Cerebro Central no diera la autorización para despertar a Quiami de su primera “gran siesta” e intentar nivelar el curso de Nido hacia su misterioso destino. Sólo cabía esperar.

***

—Quiami, ¿cómo te encuentras?

—Creo que bien, Señor —contestó el niño, un poco confundido por los efectos de la larga hibernación.

— ¿Tuviste algún sueño que recuerdes? No importa si demoras en recordarlo, tómate tu tiempo “Q”, ¿OK? —El niño asistió con la cabeza.

Zandal-21 acarició la cabellera del pequeño al momento que le daba a beber un vaso con líquido a base de nutrientes.

—Señor...

— ¿Sí, Q?

—No tuve un sueño, ahora que recuerdo. Si no que —el niño lo miró confundido—, ¿ya habíamos despertado antes, ¿o no?

—No, Q, es la primera vez que salimos de hibernación.

Hubo un silencio. Por la entrada a la sala de hibernación del niño estaba observando el doctor Bernard, se dio media vuelta y fue a hablar con los navegantes. Era preciso hacer un escaneo minucioso a CC, no era bueno tener un psíquico de tales poderes suelto en la nave aunque fuera un niño. Esta vez había mucho en juego.

Zandal-21 siguió con la mirada al doctor Weister mientras Quiami era levantado por las Doble M. Se vio al espejo lateral de la sala y se preguntó como un hombre como él, un simple aspirante a psíquico de cuarta categoría oriundo de una de las lunas mas pobres del sistema Tierra, estaba ahí, en ese viaje de locura desesperada para su especie, hacia los confines mas lejanos a los cuales se haya ido luego el fin de la Expansión.

—Zandal.

— ¿Sí, doctor? —Sonrió al escucharlo por el comunicador, sólo al oír su nombre sin los valores de posición social.

—¿Ha establecido algún contacto el Puente?, ya han pasado cuatro días y tú sabes que nos quedan sólo otros cuatro días más para entrar en fase P, y seguir con el trayecto.

—No, doctor. He tratado de hacer que Quiami se enlace, pero él me repite que no es el momento. Creo que debemos esperar, aún queda tiempo antes del salto y estoy tan consciente como usted de la importancia de esto para rectificar el curso.

— Lo que más tenemos es tiempo Zandal, ¿Y si no contacta?

—No lo sé, creo que eso debería saberlo usted doctor y por sobretodo los navegantes. Usted supervisa la misión —titubeó un momento y decidió quitarle tensión a sus palabras—, usted ha sido mi guía por muchos años doctor y confío, como siempre, en su criterio.

—Infórmame cada tres horas, estoy en la sala de CC. Y gracias por lo del “criterio”.

—Sí doctor. Lo haré.

Había algo que no calzaba en toda esta locura y Zandal-21 se sentía ya casi como un objeto de segunda categoría en todo esto. Bernard, sin la ayuda de nadie podría haber efectuado todas las labores que necesitaba Quiami en la misión. Entonces, ¿qué hacía él ahí entonces? Realmente no lo comprendía, pero él albergaba un gran apego hacia aquel niño y eso era lo único que importaba por ahora. Él nunca había tenido padres y sabía lo que era ser una persona sin nadie en todo el mundo, hasta que había llegado esa belleza de uno de los mundos de la Expansión, Dana, su Dana, para siempre; aunque fuese solamente un bulto de emociones en sus recuerdos eso era todo lo que necesitaba. Quiami, en alguna manera representaba lo que él nunca pudo ser, ahora, no deseaba tener a ese pequeño niño solitario a merced de los caprichos del Istmo, no; no dejaría que nadie le hiciera daño al niño jamás, nadie.

***

No hubo contacto. Quiami entro en estado de trance al sexto día inducido por Zandal-21. La rectificación del curso se hizo por hipnosis tratando los datos que Quiami le entregó a Zandal-21 de su supuesto despertar solitario, el cual nadie, ni CC habían podido comprobar física ni electrónicamente.

Zandal-21 entró a la cámara con más temor que la primera vez, hubo elementos que en la hipnosis que le parecieron extraños aparte de la extrapolación del niño (como lo había llamado el doctor Weister), que ni el mismo doctor captó. El miedo, sutil e inocente, el mismo temor que estaba siendo absorbido por su mente durante el viaje. Pasarían los pársec como hojas en el viento terrestre y esa pequeña muerte, hacía que algo en su interior deseara la gran y definitiva muerte de una vez por todas. Pero estaba el niño, y el miedo.




Este cuento completo esta en POLIEDRO DOS, para comprarlo ir al link de Tauzero.

jueves, noviembre 15, 2007

MÁQUINA NEGRA III

Trituras la vastedad

la borramos

del candente establecimiento

monocorde

que envía nuestros peatones descerebrados

a recorrer innumerables veces

la ira

demoledora de fieras enajenadas que no poseen el fuego opresor

no

solamente el bálsamo inexistente

de la fecha del vencimiento total

en su espalda

calle y cielo

sobre el lomo partido de cualquiera

Pero nos detenemos

nos detenemos

aferrados a nuestras manos

y crees que continuarás

hacia el estado adyacente en tú memoria

pero sólo deberías irte máquina oscura

ya que pasamos a ver las montañas de vehículos

sin término conocido

expandiéndose por la línea final

de metal rojo

de acidez delgada y punzante

que nos mata por cada vuelta de mano

y no detengan mi otro yo jamás

que es más que una simple maquinaria de pistones y huesos rotos

dejen que abandone este lugar

que exista tantas veces

como se requiera



quiera



o no





Caratula disco THE VISITOR, Arena.

lunes, noviembre 12, 2007

Poliedro dos

La segunda entrega ya viene, un adelanto de la portada. Los cuentos, están de miedo. La ilustración es de Sole Véliz y la portada la hizo Jorge Baradit.
Relatos de: Patricio Alfonso, Luis Saavedra, Sergio Amira y Armando Rosselot.



 
Tweet IBSN: Internet Blog Serial Number 3103-1967-0-2 Support independent publishing: Buy this e-book on Lulu.