Blog de Armando (La bruma)

Viajes cerebrales y poesia (work in progress)

domingo, agosto 21, 2005

CORAZÓN DE MELÓN

A Samuel su esposa le advirtió aquella mañana que tuviese cuidado si iba a los "paseos centrales "
- Ya que está plagado de ladrones, y a una le roban hasta el alma en un segundo- Le dijo en un tono inquisitivo, como siempre.
- Lo sé - contestó Samuel - es cuarta vez que me lo dices.
- Cuídate- prosiguió Sara, - recuerda que eres recién operado del corazón, y tu sabes que ellos siempre reconocen a quienes son operados.
Mientras viajaba por el tren subterráneo Samuel recordó con impotencia y miedo el día de la muerte de su padre, don Máximo, un día de invierno como hoy a comienzos de Agosto del 27. Atacado y asesinado a sangre fría por un bio-criminal de los paseos centrales. Le habían rajado el pecho para sacarle las cajas mágicas que lo mantenían vivo. A él como hijo le toco reconocerlo en la morgue central, fue horrible. De ese día su vida fue un constante temor.
Pero Samuel ya era un hombre maduro y se había prometido cambiar. A sus cincuenta años no iba a amedrentarse y tampoco cometería el mismo error de su padre. Se había propuesto ir muy bien preparado. Se vistió con un suéter de fibra anti-impacto hasta el cuello y una gruesa casaca con cierre de seguridad, eso haría imposible que alguien le robase su nuevo corazón mientras caminaba por los paseos centrales.
Al bajar del tren la corriente humana lo llevó sin darse cuenta a la salida. Alguna luz de sol se filtraba entre los edificios, soleras y avisos volantes. Rápidamente le echó una mirada a su reloj, la reunión de accionistas comenzaría en veinte minutos más y estaba a cinco cuadras, lo que le daba tiempo para comprarle algo a Sara para que lo dejara en paz por la tarde.
Siguió sus consejos al pie de la letra: jamás se acercó a los bordes ni esquinas, ya que como decía su esposa "a una la pueden sacar rápidamente de circulación", por eso era necesario ir rodeado por gente madura y de buen aspecto... y con zapatos de cuero, nunca , jamás zapatillas.
Mas adelante: un tumulto, se oían llantos y gritos, todo estaba repleto de policías, trató de ver a por entre la multitud y distinguió algo que no quería ver: una gran mancha roja. Al acercarse un poco más vio el cuerpo, había ese característico aroma a sangre que se mezclaba con olor a vómito, alguien no tuvo el estómago lo suficiente duro para ver a esa mujer sin cabeza y en plena calle - " con seguridad un robo de laringe multitonal."- pensó Samuel.
Los policías comenzaban a dispersar a la gente. "Vaya asalto" comento en voz alta, nadie le dirigió la mirada. No había estado ni cinco minutos en los paseos centrales y ya era testigo de su furia incontrolable y frialdad.
Redobló el paso, el regalo para Sara podía esperar y ya faltaban quince minutos "recuerda Samuel por el medio" pensó, "por el medio y rápido".
Trataba de concentrarse " deben haber unos 3 metros a mi derecha y 3 metros y medio a mi izquierda, no hay mucho espacio por el medio", apuró el paso y fuertemente entró a la parte central, " ya está". Señoras de edad, ancianos, ejecutivos, hombres importantes con sus 3 guardaespaldas, temerosos, " yo" pensó, timbres, avisos, cuatro cuadras. " A la vuelta le compro algo a Sara, en la estación de taxis", 3 cuadras.
Súbitamente un empujón lo sacó de su concentración y calma, un escalofrío recorrió su cuello y su espalda por todos los rincones. Giró rápidamente la cabeza, y antes de ver el rostro la voz le hizo recordar los días de escuela.
- Eres tu Samuel Contreras, ¿no? compañero de escuela y curso. Soy yo tu amigo Antonio, el que se sentaba tras de ti, recuerdas?- Lentamente se movieron a la entrada de un conocido local de comida rápida.
- La verdad – contestó Samuel mientras estudiaba al hombre de pies a cabeza - si, si lo recuerdo señor, pero tu... tu cara no me es muy familiar al parecer...
- Si, puede ser que no me reconozcas ya que sufrí un grave accidente. ¿Recuerdas la caída del 797 donde murieron 650 personas y se salvaron 5, bueno yo fui uno de ellos y me hicieron una recomposición de rostro, mira toca mi nariz- Samuel la tocó dubitativo.
- Ha sido un placer verte y que gran coincidencia, toma mi "holotarjeta" para que me llames y vayas con tu mujer a vernos, veo que estás apurado y no te deseo detener mas rato.
Antes de que Samuel le diera la mano una niña de los paseos de al parecer no más de ocho años se les acercó sonriente:
- ¿Señores alguno de ustedes me compraría una rosa parlante?, Saben, no he vendido nada en toda la mañana.
- Adiós, se despidió Antonio.
– No gracias- le contestó Samuel a la niña mientras le daba la mano a su ex compañero, esta miró a los dos hombres sonrió y se marchó.
De esto se valió Samuel para soltarle la mano a su antiguo compañero, le dio tres golpecitos en el hombro y se fue, quedando libre de ese idiota que lo interrumpió en su camino a su cita- Te llamaré - grito, lógicamente al encontrar un basurero botaría la tarjeta y no sabría más de él.
Samuel apuró el paso nuevamente. Quedaban ya nueve minutos para la reunión. Volvió a la seguridad del centro del paseo, miró la holotarjeta por última vez antes de botarla en el siguiente basurero para ver sus figuras, cuando un pensamiento le secó la boca " ¿cómo supo de mi esposa? ". La tarjeta holográfica como si tuviese jabón se le deslizó y cayó al suelo.
Al agacharse instintivamente para recogerla oyó nuevamente la voz de la pequeña vendedora de rosas
– Señor, ¿ le paso su tarjeta?
- Sí, gracias- contestó Samuel todavía pensando en su reciente encuentro. Tenia ganas de correr.
La pequeña niña acercó su mano con la tarjeta a Samuel, y antes de que se diera cuenta, la sonrisa de la niña cambió a una mueca de odio, ojos blancos ¡biótica!. Su mano soltó rápidamente la tarjeta y entró de forma programada y eficaz entre el cuello de Samuel y su suéter. Atónito Samuel sintió como la tapa de seguridad que mantenía el programa para hacer latir su corazón durante unos cincuenta años mas, era rasgada y sacada fuertemente de su tibio lugar en el pecho por esa mano convertida en un doble garfio. Quiso hacer algo, luchar, llamar a la policía..., pero con los ojos pasmados de terror y con el ahogo de la muerte envolviendolo vio como la niña se alejaba entre la multitud que lo comenzaba a rodear dejando pequeñas gotas rojas en el piso junto con pedazos de venas plásticas, hasta llegar a los brazos de un hombre maduro. Un hombre de blancas y cómodas zapatillas para correr, el cual la esperaba sobre una moderna aerocicleta azul y reía como niño al recibir su regalo de cumpleaños, un hombre que sé hacia llamar de muchas maneras en los paseos centrales. Hoy su nombre fue Antonio, mas tarde sería Samuel o quizás no.

jueves, agosto 04, 2005

Cuando Se Fue La Luz

Cuando se fue la luz se nos murió de angustia el gallo, en lo que al parecer creyó era una noche eterna y sin sentido.
No se escuchan pasos en las calles, mas bien sólo gritos y lamentaciones. Los ciegos ya se marcharon y nadie sabe donde. Ya no corren niños ni tampoco los caballos, a veces se sienten las ratas cerca de los pies. Los infelices se ríen por primera vez y los disparos dejaron de ser recurrentes hace algunos días.
¿Por qué se fue la luz? se preguntan en los templos. Las multitudes oran cualquier cosa para mantener la ya perdida esperanza. En el silencio se oye el sonido de mandíbulas y huesos, a lo lejos se siente venir un gran estruendo, un batir de alas monstruoso.
¿Cuánto quedará? Te pregunto.
Lo único que con seguridad sé, es que mis ojos algún día van a desaparecer. Así, solamente me conformaré con tu aroma y piel, hasta el final; hasta que se nos invierta el cuerpo y nos toquemos con nuevas pieles delgadas y esqueléticas, que se nos rajarán al tocarnos por el deseo de poder mirarnos.
Pero sabes, creo que por un lado tenemos suerte; ya no veremos como nos magulla el tiempo ni como todo cambia a nuestro alrededor; y si algún día ves una única y brillante luz, tendrás la seguridad que finalmente has muerto.
 
Tweet IBSN: Internet Blog Serial Number 3103-1967-0-2 Support independent publishing: Buy this e-book on Lulu.