Blog de Armando (La bruma)

Viajes cerebrales y poesia (work in progress)

lunes, mayo 17, 2010

EL TRABAJO


El hombre abrió dubitativamente la puerta de la oficina y entró. Se encontró de golpe con un computador sobre una hermosa mesa de roble y una silla estilo Luis XV, la mezcla era agradable.

Se acomodó en la silla y presionó el botón de encendido de su nuevo instrumento de trabajo e ingresó la clave que le entregaron al llegar.

Su tarea consistía en evaluar los diferentes archivos correspondientes a un individuo de iníciales AP y extensión “. es", los archivos eran fotografías, documentos escritos y filmaciones con cámaras secretas como le dijo su nueva Jefe. Ella, le recalcó que su trabajo era prioridad uno, ya que necesitaba un informe sobre esos archivos para el final de la jornada. El tipo, según le comentó su nueva jefe había estado abusando y sobre abusando durante mucho tiempo de ciertos beneficios, y ahora, llegaba el momento indicado para su evaluación.
En menos tiempo del que se llevó la mano a su nariz para rascarse, el primer archivo se abrió. Habían varios sub archivos, muchas fotografías y algunas filmaciones de no más de 20 segundos en las que se mostraba a dos adultos con un niño en un parque, acampando y en varias situaciones de cotidianidad. De un momento a otro el archivo se cambió a otro automáticamente mostrando a un sujeto calvo desnudo sumido en una borrachera junto a otros hombres desnudos, mujeres y transexuales fornicándose unos a otros hasta el hastío, golpeándose y haciendo otro tipo de “actividades”. En el archivo siguiente, el tipo, luego de pasar por varias compañías se dirige donde duerme un grupo de mujeres a medio vestir y de la cartera de una mujer de cabello azul y amarillo saca varios billetes dejando en la misma cartera un frasco con pastillas de colores, en el siguiente se ve a dicha mujer saltando de un piso indeterminado de un edificio lo suficientemente alto para acabar con su vida y a nuestro “amigo” recibiendo un fajo de billetes.
Los otros archivos eran más o menos más de lo mismo: sexo de todo tipo, abusos, borracheras, etc. Hasta que llegó a un archivo que hasta ese momento fue el más chocante, no por los temas sexuales sino por la cantidad de datos que mostraban engaños, extorsiones, asesinatos y manipulación de terceras personas como niños y ancianos. En un sub archivo se ve a este tipo un poco más gordo entregándole dinero a una mujer de unos 60 años que al parecer conoce. La mujer sonríe mucho y le tiene cierto respeto. Se despiden y la mujer se retira pausadamente. Cuando la mujer cierra la puerta el tipo hace una llamada. Pasan algunos minutos en que el tipo escribe unos documentos y abre la puerta la mujer que había salido antes, ahora venía con sus ropas rasgadas y la cara con magullones. Llorando dice que le robaron, dulcemente el tipo la abraza y acaricia, luego se va definitivamente. Casi al momento en que esta mujer sale entra a esta oficina un hombre atlético muy bien vestido con un pequeño paquete que se lo entrega a nuestro sujeto. Era el dinero de la mujer.
- ¡Dios mío!- exclamó ante la pantalla el empleado, -ese tipo es un infeliz, un degenerado, un maldito, ¡ella era su madre!
- Así es- contestó la jefe que se encontraba a sus espaldas observándolo, - ¿no cree que con lo que ha visto me puede entregar el informe en... digamos... media hora?
- Si señora y quizás un poco antes, ya que este individuo no merece ningún tipo de contemplación, ahora, según mi opinión es lo peor que he visto en mi vida y aparte de tomarse atribuciones que no le correspondían ese hombre habría que echarlo inmediatamente y que se fuera lo más lejos posible.
- ¿Tanto como para desaparecer?- preguntó gentilmente la mujer- recuerde que sólo lleva revisado 210 archivos de los 369 que lo componen.
- ¿Y sabe más o menos como son los que faltan?- preguntó el empleado.
-Peores- contesto la mujer, - bueno, en treinta minutos más lo espero en mi oficina, la última a la izquierda. No se moleste en golpear.
Quiso hacer una última vista rápida por los archivos que aún le quedaban por revisar, no fue gran sorpresa: más de lo mismo, o como le había dicho su hermosa jefe “peores”, el tipo no tenía vuelta, reviso un poco más de cinco minutos y salió del archivo para comenzar a escribir el informe. No había mucho que hacer “ese canalla está listo para la foto” pensó.

La oficina de su jefe era notoriamente diferente a todo lo que había visto en el complejo. Mucho más luminosa, de alegres colores, con una agradable música ambiental y una puerta que daba con seguridad a un privado para reuniones de alto nivel, pero al igual que las demás dependencias que había observado no había ventanas.

-Veo que tiene listo el informe- fueron las palabras de la mujer al verlo entrar a su privado. Él depositó las dos hojas en el escritorio solemnemente. Ella tomo el informe y lo leyó por completo, se tomó su tiempo y lo dejó nuevamente sobre el escritorio.
- ¿El tipo mató a su madre y a un hijo?
- Sí señora, y además de eso estuvo involucrado en más de 100 actos moralmente ilícitos según el código del complejo.
- Un desgraciado como pocos, ¿no?
- Sí señora.
- ¿Usted que cree que debamos hacer con él? Perdonarle, exterminarlo, exiliarlo o definitivamente hacer como que nunca existió.
- Personalmente creo que lo más justo es que el individuo nunca hubiese existido.

En ese momento la habitación cambió radicalmente de color, de un armonioso celeste a un café oscuro de poca luz. La mujer pareció crecer y de su espalda parecieron brotar enormes alas. Sus ojos ya no estaban, en su lugar había un fulgor profundo y al parecer inagotable. Ahí quedó parada imponente, atemorizante. Única.
El empleado preso del pánico corrió hacia la puerta que estaba a su izquierda, al abrirla sólo vio el más completo vacío que un alma humana pudiese imaginar: todo era oscuridad, lo completamente oscuro, tanto, que parecía llevarse la poca luz de la habitación tras su espalda. Se dio vuelta para ver a la inmensa criatura que pocos momentos antes era una atractiva mujer.
- ¿Quién eres, un ángel un demonio, que sucede aquí?
- Ni uno ni lo otro, sólo lo que tú desees creer. De hecho soy el que existe para borrarte definitivamente del gran programa maestro - sonrió, si lo que mostró pudiese llamarse una sonrisa como tal,- tu infección no es aceptable y no tiene curación posible. Debes desaparecer de la creación. Tú fuiste tu propio juez.
- Por Dios, ¿qué es esto, que pasa?
- No menciones su nombre, que una criatura ponzoñosa como tú no debe pronunciar el nombre de Él aunque no tenga idea de lo que habla.- Su voz sonó como el trueno- ¿Ya no recuerdas tus victorias, tus conquistas, tus aberraciones?
- ¿De qué me está hablando?
- ¡Recuerda ahora! – La orden del ser pareció estremecerlo completamente.

El hombre luego de oírla cayó de rodillas y comenzó a temblar. “Así que a pesar de todo sí había un después” pensó, “¿cómo se salvaría de esta?, realmente estaba frito y estos infames tramposos lo habían engañado borrando su memoria y haciéndolo pensar como un pobre infeliz, lo hicieron condenarse solo”. Ahí estaban frente a él las hojas del informe, leyó la extensión “.es” Ente por Suprimir.
Recordó lo que su madre antes de morir le susurró al oído: “que el señor se apiade de ti”, con un temor abismal se dio cuenta de que eso jamás había ocurrido y no iba a suceder nunca. Vio su propia muerte en manos de un hijo, uno de los cuantos que dejó abandonados quien sabe dónde. Y ahí frente a él: las hojas. Miró la majestuosa cara del ser frente a su persona que no mostraba ningún tipo de expresión.

Luego de un instante, uno de los dedos del ser, apretó algo similar a un botón en el gran vacío sin comienzo ni fin que se presentaba ante el hombre. Y así, luego de su juicio, todo lo que llegó a ser Álvaro Parra alguna vez, no fue ni siquiera un mal recuerdo.

Ni siquiera su risa, antes de desaparecer, se oyó.



Este cuento aparece en el libro recopilatorio" Bordecerro "deMago Editores, 2007

 
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