Blog de Armando (La bruma)

Viajes cerebrales y poesia (work in progress)

jueves, julio 12, 2007

(ANATALIA)

Anatalia bajó graciosamente los escalones de cristal hasta llegar a la sala, ahí su madre Donisia y su abuela Josefina la esperaban con el nuevo traje para su iniciación en el coro del templo.

- Abuela, mamá ¿esta todo listo?
- Si hija- contestó dulcemente mamá recibiendola con un fuerte abrazo, al cual se sumo la otra mujer.
-¿Va a venir papá a verme ahora- volvió a preguntar Anatalia
-No, corazón- contestó la Abuela, yo y la mamá vamos a probar tu traje para el gran día que es mañana.

El vestido era muy blanco, de adorables vuelos y mangas con terminaciones doradas. Anatalia no paraba de mirarse en el espejo que la seguía a todas partes en la sala de estar. Estaba dichosa, sabía en su lugar más interno que todo estaba bien y que era la niña más feliz del mundo.

-¿Mamá el vestido servirá para el templo?
- Como no va a servir hija mía si el mismo Padre Lorca lo mandó a fabricar, al igual que el de tu hermana Sabrina dant - ambas mujeres se miraron y Anatalia de ocho años, sonrió y tomó las manos de ambas mujeres
- Está bien mamá, muy bien. Tú sabes, tal como dice el Primer hombre de la escuela: El libro todo lo explica, y los otros dos también, aunque no tan claro para los niños como yo o mi hermana dant antes de su prueba.

Las dos mujeres se miraron y Donisia volvió a abrazar fuertemente a su hija dándole varios besos en su cabellera.

- Voy a traer algo para beber, dijo la abuela.
-Si, tráeme un vaso de jugo de fruta- respondió sonrientemente Anatalia ante el comentario de la mujer mientras tomaba un pequeño collar dorado con un pendiente verde sobre la mesa central. - ¿Y esto mamá?.
-Es el collar que usó tu hermana (obvió el dant a propósito) en su momento, su iniciación... y tu padre... yo... quiero que lo uses.
- Hermana dant, mamá , no debes nombrarla sin su nuevo nombre. Recuerda que le haces daño al no pronunciarlo.- La abuela observó la escena con los refrescos sobre la bandeja y con un nudo en la garganta.
- Tienes razón hija mía - contestó Donisia y tomó un refresco.

Así la noche llegó tranquila y Donisia recibió a Stensson luego que su madre volvía a la ciudad, con una grata cena a la luz de las estrellas y un foco de baja intensidad.

-¿Nuestra hija?- preguntó Stensson.
- Duerme en su pieza, ya le entregué el collar. Eso me tranquiliza un poco. Stensson afirmó con la cabeza y tomó uno de los vasos que estaban sobre la mesa de neo-aluminio.
-¿Que te ha dicho, ha tenido sueños?
-No que yo sepa, los médicos, según el informe, afirman que todo esta bien y no debería presentar problemas como...
- Por favor no sigas- Interrumpió Stensson, - no tenemos por que recordar algo así, ambos somos creyentes en el tercer advenimiento y ya no deberíamos cuestionarnos nada. Tú y esas lecturas profanas, no han hecho más que aumentar nuestras dudas y temores.
-Disculpa, amor- , contestó Donisia y tomó el libro sobre la mesa- Es sólo curiosidad por el pensamiento antiguo. Leeré un versículo para darnos fuerza y cargarnos de ello.- Su esposo asistió.


“Margoth, capitulo 4, versiculo 22. ... y pronto al momento de la duda, él fue varios a la vez y dio la señal al que traía la muerte en un botón, ve y hazlo dijo, tú y los tuyos dejarán de sentir y cada lágrima que derramen será de sangre, porque él ya no desea perder mas en tú negación y esa la recordarás con toda congoja y tristeza hasta que vuelva entre los astros.


Stensson caminó de lado a lado la sala de estar, con el vaso de licor en su mano sin tomar nada de él.

- ¿Y si Anatalia sufre el Dante, que haremos?
- No tiene por qué - contestó Donisia - la hemos criado rigurosamente en la fé y en los tres testamentos, además el doctor Mertell asegura que está en vibración con la esfera de Jerusalem, y eso es bueno.
- La sangre no siempre es buena - Respondió Stensson, Dios quiera que eso no sea así.
-En su nombre.
-Sí-, respondió nuevamente Stensson, no muy convencido,-he sabido de otros casos últimamente y... mejor me voy a dormir, lo siento amor, no tengo hambre

Donisia observó a su esposo como subía las casi invisibles escalas hasta la sala de reposo. Se quedó un buen rato pensando en el coro de iniciación en el cual su hija participaba mañana por la tarde, y de por qué a ellos les había tocado la mala suerte que sus dos hijas fueran llamadas por el Primer Primer Hombre para la iniciación. Recordó a su otra hija y a lo que fue sometida, el sufrimiento que llegó luego y la resignación; la reconfortaba que lo dicho por el doctor Mertell, la reconfortaba pero no la tranquilizaba en lo absoluto.

- ¿Mamá el vestido se verá bien?- preguntó Anatalia cuando se trasportaban al templo del Primer Primer Hombre -¿ los colores del canto serán lo suficientemente fuertes para que se noten bien en el vestido, si?
- Sí - contestó - lo serán, si que lo serán. Siempre lo son, pensó.

La esfera móvil se detuvo en la entrada y tal como hace dos mil doscientos veinte años atrás lo hacían las familias elegidas. Ellos, al salir del transporte presentaron a su hija para el canto de iniciación de Ministro Divino.
Ambos padres toman a su hija, Anatalia, por los hombros y en voz alta cantan:


“De los padres de mis padres nos sortean en la bendición...



...entran ante un coro de niños y niñas que transmiten el Dante, todos ellos con los ojos oscuros como una noche sin estrellas, y con la voz desfasada en algunas décimas de segundos, eso, gracias a los campos energéticos que logran rescatar esas imágenes de otra esfera existencial. Stensson para de golpe y observa entre el coro de Dantes a su hija Sabrina cantando las “cuentas”, aun parece mantener el color de su cabello y su fragilidad, sus manos se levantan y bajan... las “cuentas” salen de su boca (- o lo que sea ahora- piensa Stensson) con gracia y armonía, al igual que de sus “compañeras”, la observa mientras pasan innumerables imágenes de su hija cuando aun estaba junto a ellos entre sus ojos y la figura que ve en el coro. Un hombre de los Primeros lo toma del brazo junto con una Magdalena y lo ayudan a salir del embrujo, gentilmente lo conducen hasta donde su esposa e hija lo esperan. Sonrientes.
A la entrada dos Magdalenas toman a Anatalia de las manos y la llevan adentro de la sala de pre-canto junto a los otros niños y niñas. Ambos padres no tienen oportunidad de despedirse de su hija, sólo un adiós con las manos y un beso al aire.

- No se preocupen - les habla una Magdalena de traje azul y corona de flores - ella está bien y me pidió que les entregara esto cuando fuera llevada - les entregó un pequeño papel de cobre con un corazón dibujado en él. Al abrirlo ambos padres se miraron temerosos. Era el collar de Sabrina. No lo usaría en la iniciación.
-¿Usted es de las que la preparó? - preguntó Donisia un poco confusa.
- Así es- contestó la mujer, - su hija tiene grandes posibilidades de pasar la prueba y siempre ha tenido deseos de que este día llegara, por eso me pidió que les entregara el collar de su hija dant, ella no quería herir sus sentimientos, se los aseguro. Cualquier necesidad que tengan durante la ceremonia me avisan, soy Clementina, segunda Magdalena del Curso del Arpa astral y preparadora, nos vemos.- La mujer se fue graciosamente no sin antes entregarles los números con las ubicaciones dentro del templo.

Tuvieron que cruzar casi quinientos metros hasta llegar a la cuarta fila de asientos, la cual les correspondía por ser padres de una Aspirante, números: 456 y 457...


Durante unos minutos el silencio cubrió todo el templo y lo único que se oía eran las melodías el exterior cantadas por los Dantes. Lentamente las luces aumentaron su intensidad y el Patrono del templo entro en él esparciendo incienso y apoyándose en su bastón con la cadena del ADN Astral grabada en su mango. Las voces del exterior se apagaron súbitamente y Stensson sintió una opresión en su pecho al momento que Donisia apretaba su mano. Sabrina ya no era su hija, menos aún, humana, y eso debía tenerlo muy claro.
La ceremonia comenzó con las lecturas de los tres testamentos. Luego el coro tomó su lugar, y el gran canto comenzó.
La melodía entró estrepitosamente desde la parte baja del altar...


...canto se reanudó, esta vez a un nivel mucho mas bajo y sin tantas variaciones tonales.
Poco a poco muchos niños comenzaron a dejar de cantar y fueron cambiando lentamente de posición, cambio de fase, otros caían, otros desmayados y otros simplemente comenzaban a vomitar. La música y los cantos seguían. Anatalia se encontraba en ese momento al medio del coro (igual que Sabrina, pensó Stensson), sus ojos se tornaron rojos y la sangre comenzó a derramarse por su cara y blanco vestido, su voz se hacía notar sobre varias de sus compañeros de canto y cada vez que exhalaba una nube de vaho salía con mayor fuerza de su boca. Su boca era un gran canto y su voz fueron dos, luego tres y luego muchas más.
Al final sólo estaba ella...




Este relato es parte de una novela corta la cual espero tener terminada a fines de Agosto del 2007.

miércoles, julio 11, 2007

1000 visitas

Al cumplirse las 1000 visitas he querido cambiar el blog. Ya no se llamará más La Bruma, simplemente será mi blog, el de Armando. Espero que les guste esta nueva etapa. Gracias.
 
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