Nueva Novela
Un párrafo del prólogo de TARSIS, mi nueva novela, que supongo, saldrá este año:
El
agua corre por el ventanal, mientras el viento azota sin piedad la
lluvia contra los árboles y arbustos fuera de la vivienda. Y él
observa, temeroso, intrigado, el desarrollo de aquella tormenta.
Han
pasado tres meses desde su visita a la costa con su familia y del
revelador sueño el cual no logra olvidar. Cada vez está más
presente, y todos los lugares en los cuales estuvo parecen ser cada
vez más débiles y vaporosos, como las capas de una cebolla de un
corazón enorme y revelador.
Mira
nuevamente por el vidrio mojado y observa como el jardín, hace sólo
unos momentos azotado por la lluvia y el viento, está ahora seco y
sin árboles, con solamente algunos arbustos menores en una roja
tierra. Se pone de pie y camina hacia el centro de la vivienda
mientras sus pasos se sienten como estar caminando sobre el suelo de
un bosque tropical, pero al mirar el piso, ve que hay baldosas
blancas y grises. El “ahora” no tiene sentido y el “aquí”
parece cada vez algo más descabellado.
Escucha
aquel rumor, el susurro de las primeras señales en el mundo. Un
canto desde la misma Babilonia o quizás antes, un canto traído por
pseudo dioses, o por los pilares que sostienen el mundo. Algunas
palabras en hebreo que hablan sobre los que mantienen el propio
universo, los universos. ¿Hay más de uno?, se pregunta. La
respuesta no tarda en llegar y él tiembla de miedo. Sabe que tras
eso hay algo que no se puede nombrar, que no es ni oscuro ni frío,
es el vacío del vacío. No lo puede imaginar.
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