Final
No hay cabida a la incierta vibración de nuestra voz
opuesta a ese espectro pintado en la raíz
de esa tarde
bajo la casi luz de la escultura celestial
observante y ligeramente teatral
que juega con relojes de arena enormes
en la imposible mesa central del todo
No parece haber recuerdos
no siento los pasos de antes
ni aquellas palabras que susurraban pechos protectores
en la matriz endémica y ondulante
ahora desierto rojo abrasador
ahora fin del tiempo
nuestro y de todo lo que parece antiguo
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