CONSECUENCIA
Al cohesionarse en el momento exacto, E-34521 tomó posición. Las instrucciones eran claras: Conectar manualmente el camuflaje al llegar, preparar el Det-9, esperar señales, ejecutar e irse.
Abajo el blanco se acercaba. Sonó la primera señal dentro de su oído y tomó el Det-9, luego la segunda señal pareció golpearle el tímpano. La multitud rugía y el hombre de voz cómica tomó lugar frente al micrófono. E-24521 apretó el gatillo y el hombre cayó de bruces. La futura dictadura había desaparecido.
Hecho.
Debía marcharse. Esperó, nada sucedió. Quiso enviar una señal con su Garg de pulsera pero no pudo. Ya no había brazos, ni pulsera, ni pies, ni tampoco señal en sus oídos; ya que no tenía. No supo que hacia ahí ni quien era y trató de huir.
Tras él aparecieron dos hombres de uniforme, los cuales dispararon sus viejas armas a base de pólvora en su contra.
Al terminar, estos observaron la masa orgánica que yacía delante de ellos: dos metros, color carne, con un gran ojo en una punta oscura sobre su aparente espalda y muy fétido.
Uno de ellos llamó a su oficial con urgencia. Lo que encontraron con seguridad no era lo que había disparado hace unos instantes contra el mandatario dándole muerte.
Prosiguieron su búsqueda con temor y desesperados, estaban en las céntricas calles atestadas de gente y desconcierto.
Los hongos nucleares aparecieron en el horizonte.
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