Blog de Armando (La bruma)

Viajes cerebrales y poesia (work in progress)

domingo, agosto 26, 2012

Lo imposible

Lograste lo imposible
dejar a este hombre más solitario que el mismo olvido
con las manos abiertas
con una sonrisa que ahora parece de idiota
con la espalda rota y los sueños cargados de hollín
por que cuando quise saltar al agua y nadar
y nadar
hiciste la mejor obra teatral posible
para disparar
para prohibir
matar
la única esperanza que le queda a un hombre que ha sobrevivido a huracanes
a erupciones de enajenados
y al desprecio

por eso pido lo que nunca pense pedir
mi propio olvido
mi gran derrota
mi única cabeza
servida en bandeja de cartón
por que ni para madera alcanzó

y lo más malo de todo
es que se supone
que los hombres no lloran
debí haber leído las instrucciones
antes
de todo esto

jueves, agosto 23, 2012

La Visita


Sabía que lo que hice no era bueno y entré con temor al parque, huyendo.  Aminoré el paso al creer que había oído algo. Pensé en otro asaltante, o en varios, en lo que sería una cuchilla clavada en mi vientre y el frío de la muerte acariciándome, o tal vez, un disparo en la cabeza, un golpe fuerte en la frente que haría que lentamente dejara de percibir todo alrededor hasta caer inconsciente. Apuré el paso, tanto que en un momento me di cuenta que corría. Paré, respiré hondo, y cuando me disponía a seguir mi camino fue cuando sentí una presencia atrás mío.
Me volteé rápidamente y lo vi.  Vi lo que creí solo posible en mis pesadillas, tanto que no pude moverme y el miedo era tan inmenso que doblegó mi mente en décimas de segundo. Él tocó mi rostro, con algo que asemejaba una mano y me observó con su único e inmenso ojo, embutido en aquella cabeza sin boca que irradiaba un ardor imposible y un grito convertido en un susurro preso de la carne y los huesos.  Jaló de mí con descomunal fuerza y apoyó su húmedo cráneo sobre mi cabeza y ahí conocí la verdad.
Quedé atontado sobre el pavimento del camino una vez que él se marchó jadeando, observado ese cielo lleno de estrellas que día a día se nos presenta y nosotros las vemos sin ni siquiera sospechar que ellas aguardan por nosotros y nuestros actos. Por qué ese repúgnate ser era mi encarnación, quien había venido desde el mismísimo infierno a ver su muerte una y otra vez hasta el fin de los tiempos. Sí, ya que esos dos tipos que vienen son los que acabarán con lo poco que queda de mi vida... en esta lejana y triste tierra.
 
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